Imágenes de un corazón sano (izquierda) y afectado por el consumo de cocaína.
Antes de que las lesiones en el corazón por consumo de cocaína comiencen a aparecer con manifestaciones clínicas es posible detectarlas e identificarlas. También devolver gran parte de los efectos nocivos si se deja el hábito. Las conclusiones de un estudio creado a partir de imágenes con equipos de resonancia magnética que muestran que el 71% de los consumidores habituales que no presentan ningún tipo de síntomas, padecen lesiones cardiacas leves.
En el 34% del centenar de pacientes analizados se observó disfunción del ventrículo izquierdo leve, que de agravarse desencadena insuficiencia cardíaca. En el 15% de la muestra estudiada se detectó una dilatación del corazón, y en el 30% hipertrofía del órgano (paredes más gruesas de los normal, lo que empeora su funcionamiento, al perder capacidad para bombear la sangre). En el 30% -hay personas con distintas lesiones- se observaron focos de daño localizado indefinido.
Alicia Maceira, de la unidad de imagen cardíaca de ERESA, explica que son conocidos los efectos de la cocaína en el corazón, ya sea en forma de isquemia (disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo de una parte del cuerpo), infarto, arritmias o muerte súbita entre otras. Pero lo habitual es que estos trastornos, que aparecen y se van agudizando a medida que avanza el consumo entre quienes recurren habitualmente a esta sustancia, pasen durante largo tiempo inadvertidos al no presentar ningún síntoma. Este es uno de los aspectos relevantes del artículo: identificar y demostrar que se producen lesiones antes de que el corazón comience a fallar. Para conseguirlo Maceira contó con la colaboración de la unidad de conductas adictivas del hospital La Fe de Valencia, donde se seleccionó a los pacientes: 94 personas que deseaban dejar ese consumo, de las que 81 son hombres. La media de edad es de 38 años, y de consumo unos 8 años de adicción. Se les sometió a diagnóstico con resonancia magnética nuclear de tres teslas.
Una vez comprobada la existencia de lesiones, los investigadores están tratando de determinar, si una vez se abandona el hábito, las afectaciones disminuyen. Las conclusiones previas de esta segunda fase del trabajo (a partir de sólo 20 casos) indican que se vuelven en gran parte los efectos nocivos derivados de la adicción. Para una tercera etapa, pretenden explicar cuál es el mecanismo por el que produce el daño y si las lesiones pueden servir de predicción firme para derivar a los afectados al cardiólogo y prevenir complicaciones.
Grupo: Melanie y Lorena.
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