puede escapar de la atracción gravitacional, por eso se dice que se “traga”
todo, incluso la luz. El físico explica que esta es una de las predicciones más
famosas que se desprenden de la teoría general de la relatividad formulada por
Einstein en 1916. Hasta 1972 se encontró la primera evidencia sobre su posible
existencia: su ubicación puede estar en la constelación del Cisne, bautizada
como Cygnus X-1, con una masa quince veces la del Sol.
El otro tipo sería un agujero negro supermasivo, con masas que serían miles de
millones de veces la masa del Sol. “Incluso dentro de nuestra Vía Láctea parece
existir uno, esto a partir del movimiento de las estrellas ubicadas en la región
central de la galaxia, pero su origen todavía es debatido, tal vez crecieron por
la acumulación de la materia circundante o por la fusión con otros agujeros
negros”, explica el físico. Aquí tenéis una imagen de un agujero de gusano.
Realizado por: Francisco C, Jose Piquero y Julián Restrepo
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